lunes, 13 de octubre de 2014

María Wernicke, entrevista

La entrevista de hoy, es con una  ilustradora /autora apasionada por lo que hace. De una gran creatividad que despliega en cada una de sus producciones, y que, no sin fundamentos, a veces podríamos llamar "soñada"...  María Wernicke, para leer, esuchar con la mirada y disfrutar - como siempre -.
¡Gracias María Wernicke!..

¿Qué lugar ocupa el silencio en el proceso de tus producciones y cómo te llevás con él?

Me llevo de maravillas. Me gusta el silencio, lo necesito en mi vida cotidiana e inevitablemente lo traslado a mi trabajo.

En tus inicios pusiste tu mirada sobre la obra de dos ilustradores argentinos: Saúl Oscar Rojas  y Nora Hilb ¿Qué fue lo que  aprendiste en relación al particular trabajo de cada uno de ellos?


El trabajo de los dos me entró por los ojos como flecha, de ahí, directo al corazón. El de Nora por la ternura y el del Negro por la plasticidad. Después, además, los conocí a los dos. Tanto Nora como el Negro fueron -y siguen siendo- colegas generosos, solidarios. Nora me abrió puertas cuando yo recién empezaba, y el Negro, muchos años después, sin saberlo, fue quien me ayudó a ir encontrando un camino propio.

Trabajaste por encargos durante mucho tiempo, aprendiendo el oficio del que podías enorgullecerte por tu buen cumplimiento, como dijiste en una entrevista. Pero decías, también, que lo que no habías aprendido con esos trabajos era a “interpretar”. ¿En cuál de tus trabajos sentiste por primera vez el espacio de libertad en el cual desarrollar tus posibilidades interpretativas y que recordás que te pasó frente a ese espacio?

Hubo y hay muchas idas y vueltas en esto de trabajar como ilustradora. Con cada trabajo aprendo algo. Y uso la palabra trabajo porque así lo tomé desde el principio.

Uno de los primeros libros que ilustré, fue Candelaria, de Griselda Gálmez. Y ahí puse todo lo que pude. No es un libro álbum, sin embargo, detrás de cada personaje hay una persona, con gustos determinados, actitudes, secretos. Disfruté mucho haciendo ese libro y me sentí libre de convertir a cada personaje en un ser querido.

Creo que hay textos que, más allá de la interpretación, son buenos relatos que con nuestra mirada, desde la imagen, podemos enriquecer. Esa libertad fue la que me tomé con Candelaria, la de darles vida más allá de las palabras.

También hubo épocas de no poder hacerlo, de trabajar mucho con pautas. Esto más que nada tiene relación con los textos escolares, donde hay cosas que “se tienen que entender”, incluso en algunos países para los que trabajé, tenía que ser muy estricta en las proporciones, el lo real, en detalles que si no hubiesen sido impuestos, no habría dibujado. Pero era el trabajo que me daba de comer, con el que pagaba las cuentas… En esos casos, no había cabida para la interpretación aunque hubiese querido (aunque siempre, aunque sea solapado, algo se me pianta –parte de hacer placentera la tarea-). A veces pienso que esa época, que me dio mucho oficio, ya que tenía que cumplir con tiempos muy apretados y muchas pautas, fue la que me impulsó a hacer otra cosa, a mirar la ilustración desde otro lugar; por oposición.

¿Es verdad que “Un señor en su lugar” se paseó por uno de tus sueños? ¿Solés trabajar con residuos de material onírico?

Sí, es real. Y sí, suelo trabajar con material onírico. A veces el texto que tengo entre manos se mete en mis sueños y ahí surgen imágenes.

Recuerdo un texto de Iris Rivera, que un año después de haber leído, interpreté en un sueño. Desperté pensando en eso que había soñado... un final donde había una muerte. Recordaba que no era así y volví al texto para saber cuál era el motivo de haberlo soñado. Cuando volví a leer el texto entendí que, si bien no había una muerte real, estaba implícita en  el fin de una etapa. 

  Dijiste alguna vez de tu libro “Uno y Otro”  que fue diferentea todo lo que habías hecho hasta el momento de su publicación. Texto e imagen inseparables, en donde la imagen lleva a que el texto pueda leerse de distintas maneras, y donde pueden surgir muchísimas lecturas. Y me acordaba del poeta Juarroz cuando dice (…)  Buscar esos mensajes intermedios/   La forma que se forma entre las formas/  Es completar el código /  O tal vez descubrirlo”    ¿Será que tenemos que aprender a leer así?


    
  No tengo idea de cómo hay que aprender a leer. En realidad, no me convencen los “hay”. Si hablamos de lectura, cada cual lo hará desde su lugar, sus conocimientos, su historia, su sensibilidad y también con el humor del día. Cada momento de la vida es distinto y eso nos llevará no sólo a distintos libros sino a distintas lecturas del mismo libro.




Existieron en nuestro país, dos períodos históricos relevantes: La dictadura militar y la vuelta de la democracia. Entiendo que atravesaste ambos períodos, ¿qué significó para vos haber participado del libro “Quién soy”?

Antes que nada, la idea de poder colaborar con Abuelas vía Calibroscopio, fue el gran incentivo. La oportunidad de aportar mi grano de arena con gente muy querida.

Significó y sigue significando mucho más de lo que puedo poner en palabras o imágenes. Pero voy a intentarlo.

Crecí en dictadura. Aprendí a callar, a no opinar en cualquier parte, a medir, a cubrir las tapas de los libros que leía, a no olvidar el documento en casa, a no anotar teléfonos con nombre y apellido. Aprendí a vivir con el miedo a cuestas hablando bajito.

A pesar de los años que pasaron, de la democracia, de poder votar, me sigue costando hablar. Trabajar en este libro era una forma de desaprender. Quién soy, me abrió la puerta en ese camino: ilustrar, es decir.

Pensaba en Haiku, ese trabajo compartido, en donde tu individualidad y la de Iris- se encuentran  y entrelazan conformando una misma partitura... ¿Cómo vivenciaste este proceso compartido de la construcción de Haiku?

Mientras hacíamos Haiku, nos íbamos conociendo, abriendo puertas, jugando, divirtiéndonos. Nos hicimos amigas.  

Me gustaría trasladarte una pregunta que alguna vez hizo Georges Braque: “Si la pintura no inquieta, ¿es una pintura?”

Frente a una pintura, no nos pasa lo mismo a todos. ¿Quién valida si es pintura? ¿El que se inquieta frente a esa obra o el que no?  


¿Cómo ha sido tu experiencia con las editoriales?


Tuve experiencias diversas, tantas como trabajos... empecé hace veinte años, son muchos...

Recibiste varias distinciones por tu trabajo… ¿qué significaron para vos?

Reconocimiento, incentivo. Sobre todo porque los trabajos premiados fueron hechos por elección, con convicción, placer, desde un lugar totalmente personal. Como digo muchas veces, fueron libros hechos por pura gana. 

Decía John Berger que “Para el artista dibujar es descubrir”, ¿qué sentís fuiste descubriendo en tu camino como ilustradora?

Me descubro. Aprendo del mundo que me rodea y de mí misma. 

¿Algo que puedas decir del nuevo libro, editado por Salamandra, “Longe”?

Lo más lindo del libro fue el encuentro con Silvana. Trabajamos con temas que nos tocan a las dos, con vivencias y sensibilidades similares. Ese fue el motivo de haberlo hecho. Creo que, en este libro, eso se nota y juega a favor. Es un libro bello, poético, y la edición de Salamandra es impecable.

Acerca de María Wernicke:
Así se presenta ella misma en el foro de ilustradores:  "Nací en Olivos, muy cerca del río. Allí pasé mi infancia junto a mis padres, ambos escritores. ¡Toda mi vida estuve rodeada de libros! Supongo que eso fue lo que me llevó, a mí también, a escribir, dibujar y a hacer libros. Antes de trabajar como ilustradora, aparte de escribir y dibujar, me dedicaba al diseño gráfico.
El primer libro que ilustré, en 1994, fue “Había una vez un delfín” de Graciela Pérez Aguilar, para editorial el Quirquincho. La editora era Adela Basch. Desde entonces, ilustré muchísimos libros para: Alfaguara de Argentina y de Puerto Rico; Santillana de Argentina, Puerto Rico y USA; Edebé de Argentina y España; Colihue; Estrada; Sigmar; AZ, Errepar; Atlántida y otras.
En 2006, Ediciones Calibroscopio editó mi primer libro álbum como autora: UNO Y OTRO.
Entre trabajo y trabajo, participé de muestras individuales y colectivas. Entre ellas, de la Bienal de Bratislava 2001 y muchas otras exposiciones junto a mis colegas del Foro de Ilustradores de Libros para Chicos y la ADA (Asociación de Dibujantes de Argentina)"


Distinciones:
"Uno y otro", Ed. Calibroscopio - Premio Destacados ALIJA 2006 a Mejor Libro álbum

"Rutinero"FCE de México - Premio Destacado ALIJA 2009 a Mejor Ilustración

"El cazador de incendios" (Iris Rivera/ María Wernicke), Ed. Edelvives Argentina y España - Premio Destacado ALIJA 2009 a Mejor Cuento

"Haiku" (Iris Rivera/María Wernicke), Ed. Calibroscopio - Premio Destacado ALIJA 2009 a Mejor Libro Álbum - Gran Premio ALIJA 2009 - White Ravens 2011

"Un señor en su lugar", Ed. Edelvives Argentina - Premio Destacado ALIJA 2010 a Libro álbum

"Hay días"Ed. Calibroscopio - 2012 - Premio Destacados ALIJA 2012 a Libro álbum
 
Su libro "Papá y yo a veces" recibió el Destacado ALIJA a Libro álbum, edición 2013.
A su vez, este libro estuvo entre los 20 mejores libros para niños y jóvenes de creadores iberoamericanos, premiados por la Fundación Cuatrogatos, 2014.-

Este año, por tercera vez, Abuelas de Plaza de Mayo convocó a escritores a enviar su Twitte Relato por la identidad a concurso.Y Por tercera vez, María Wernicke fue invitada a ilustrar uno de los Twitte relatos ganadores. 


Para conocer más acerca de María Wernicke, y su trabajo, pueden ingresar a su blog, a través del siguiente enlace: http://www.mariawernicke.blogspot.com.ar/